Enya en Español
  Amarantine - Entrevista
 

                             
Por Neil McCormick, para Telegraph, Noviembre de 2005.

                Aunque la meliflua mezcla de sinfonías sintéticas, melodías que suenan como himnos e influencias celtas y folk han vendido más de 65 millones de copias a lo largo del mundo, la cantante irlandesa Enya mantiene aún cierto misticismo. Es una mujer sola con resolución, que nunca actúa en vivo y en directo y vive una aparentemente solitaria vida en un castillo victoriano en las afueras de Dublín. Allí colecciona primeras ediciones, escucha su compositor favorito (Rachmaninov) y, cuando la situación lo requiere, se pone al día con nuevas noticias, de la mano de MTV.

“Me gusta mantenerme al tanto de lo que esta pasando musicalmente.” Dice Enya, de 43 años, en un tono apenas desafiante, cuando nos encontramos para una extraña entrevista. “Desearía que la gente no pensara que tales cosas me shockearan. 'Guau! Enya mira la televisión!'”  

Con su quinto álbum, Amarantine, a la venta, Enya es una indiscutida estrella mundial, que tiene todos los accesorios característicos, como un acosador. De hecho, ha tenido al menos tres; el mas reciente entro a su casa el pasado Septiembre, maniatando a un miembro del personal. Enya se encerró en un cuarto especial y activo una alarma sonora, con lo cual el hombre se escapó. “Esa clase de gente han estado por aquí desde el primer día. A pesar de cómo vivo mi vida, hay personas que desarrollan fijaciones que no son sanas. Puede ser algo visual, o también la música que los lleva a eso. Esas personas necesitan ayuda.”

Tempranamente en su carrera, un acosador la bombardeo con cartas y se apuñalo a si mismo cuando fue echado de la taberna de los padres de Enya, ubicada en Gweedore, Donegal. Ella insiste en que tales dramas no la han hecho perder el foco. “Hago promociones cuando es necesario. Pero siempre quiero regresar de nuevo a la música. Las apariciones en vivo y la alfombra roja son bastante deslumbrantes, pero son un poco falsas. En mis primeros días, creo que temía el perderme a mi misma y necesite mantener mis pies sobre la tierra. En ese aspecto, no he cambiado.”

Enya se sienta derecha y bien apoyada en un sillón antiguo. Tiene una agradable y complaciente sonrisa, una voz suave y queda y grandes, casi espectrales, ojos. Su apariencia y modos son elegantes y caros, ademas de ser amante de lo antiguo y tranquilamente conservadora. Exuda un aire de ambos, reticencia y control. “No soy de los que caminan por la playa silbado una melodía.” Explica la mujer respetada por algunos como la “Reina del New Age”. “Me encanta la disciplina de sentarse en el estudio, escribir, componer y escuchar. Ese es mi dominio.”

Tiene un horario de 10 a 18 horas al menos cuatro días a la semana, y se instala desde hace años con Nicky Hopkins y su esposa, la poetisa y liricista de Enya Roma Ryan. La pareja ha nutrido el talento de Enya desde que era solo una adolescente precozmente dotada. “Son tan Enya como yo.”

Enya nació en el condado de Donegal bajo el nombre de Eithne Ni Bhraonain (Enya es la trascripción anglicanizada de su nombre en Gaélico) en el seno de una familia musical. Se instruyo en música clásica y en 1980 se unió brevemente a sus parientes mayores, miembros de la exitosa banda folk llamada Clannad, de la cual Nicky era por entonces su manager. “Estuvo bien en el final. En el camino a la primera presentación, tomamos un teclado para mí. No lo había ni siquiera tocado antes, fue algo así como 'Bueno, estamos en el escenario, conozco esta canción, ¿En que clave esta?'” Ella nunca quiso ir de gira, no sintiéndose parte del ya establecido grupo, y dos años mas tarde, se despidió junto con Nicky, causando una ruptura familiar que solo ha sido curada recientemente. Los años siguientes los paso en la casa de Nicky y Roma, desarrollando los sonidos de múltiples voces de Enya, melodías libres llenas de cuerdas de sintetizador y bancos de vocalizaciones etéreas. Para el tiempo en que su álbum debut Watermark estuvo listo, en 1988, Irlanda se estaba convirtiendo en una poderosa casa musical. U2, Sinead O'Connor y Hothouse Flowers reinaban las listas de los más vendidos en todo el mundo, y la música de Enya personifico este nuevo internacionalismo irlandés: indiscutidamente moderno aunque insinuante de las antiguas raíces folk. Lo suficientemente extraña como para llamar la atención aunque lo suficientemente lisa como para escucharse por la radio, Watermark vendió mas de 8 millones de copias.   

Enya puede ser considerada una pionera dentro de este ambiente del chill-out, aunque la calidad no intrusiva de sus escapes musicales no la han hecho la favorita de los críticos, para quienes su poco centrada música de himnario es poco mas que el muzak.  Es fácil de escuchar para el odio sin demandar demasiada atención. Dada esta calmante y vagamente espiritual aura, tal vez no sea coincidencia que Enya haya experimentado un boom en sus ventas luego del 11-9. De hecho, fue la artista mas vendida en todo el 2001. Enya en persona parece inmune a la opinión ajena. “Escucho, pero no le hago demasiado caso a lo que la gente dice. Me gusta lo que hago.”

Y lo que ella esta haciendo, en su mente, es perseguir elusivas melodías. “No hay una formula, porque escribir cada canción es, para mi, una pequeña aventura. La primera nota tiene que agarrarte y llevarte. '¿Qué es esto? Es un Do. ¿Pero por que pasa que un día te lleva a un Sol y no lo había hecho el día anterior? No lo se; es todo. Es la caminata que haces en la mañana, es la noche anterior, el conocer personas, paisajes, las conversaciones, todo eso evoluciona de alguna manera en tu melodía, aunque no estoy seguro de cómo va a hacerlo. Estoy tratando con lo desconocido todo el tiempo y eso es excitante.”

                Enya toca todo ella misma. “Supongo que hay una cierta manera como me gusta que la música este interpretada. Y siento que puedo capturar esa idea mejor que cualquier otro. Conozco cada nota en cada canción, la historia completa de cada una de ellas, incluso partes que ahora no están y antes si estaban.”

Siendo que la música de Enya apenas ha cambiado con los años, uno puede pensar que más de un álbum seria excesivo para calmar los requerimientos del escucha, aunque cada uno de los trabajos de Enya ha vendido más que el anterior. Ella describe su último trabajo como “doce pequeñas historias. Siempre sonara como yo.”  

Para toda protesta de ordinariedad, Enya ha creado su propio mundo musical, solo interrumpido por un ocasional acosador o un periodista. “El mundo laboral es tan severo, pero yo me enfoco mucho en lo que hago. Pienso mucho acerca de lo que estoy haciendo en todos los aspectos de mi vida, que estoy tratando de lograr con esto, si estoy feliz con aquello… La música es como un espejo frente a ti. Uno expone todo, pero seguramente es mejor que reprimirlo.”

“Uno tiene que cavar profundo, y eso puede ser duro para cualquiera, sin importar la profesión. Yo siento que actualmente necesito empujarme a mi misma hasta el limite para sentirme feliz con el resultado final.”  

 
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